El Mar tiene vida propia, es fantástico estar delante de él mirándolo y dejarse llevar y mirar hacía el horizonte y ver como llegan las olas todas seguidas y sobre todo es más bonito mirar este paraíso y sitio mágico cuando se está acompañada de una buena amiga que lo disfruta igual que yo, podemos pasarnos horas mirando el mar y escuchando como rompen las olas.
El color azulado que tiene me encanta, porque le da
más brillo, hace el agua más transparente y se
refleja en él el sol y eso es único para fluir, meditar, reflexionar, recapacitar, sentir, respirar
y volver a coger fuerzas, energía, volver a tener ganas de vivir y disfrutar la vida haciendo cosas que te gustan, que te dan placer, satisfacción y sobre todo paz y tranquilidad.
Viva el Mar, viva la brisa, viva la
bravura del Norte, que tanto me gusta.
Cada vez lo frecuento más porque últimamente lo necesito casi todos los días.
Quiero estar cerca del Mar, porque me relaja, me ayuda a olvidar y hace tomar decisiones.
El mar es como mi almohada, me escucha, me
aconseja, me apoya y me ayuda a descansar.
Y ahora que ya por fin este verano me he vuelto a meter al agua después de treinta años, pues veo
el mar más bonito todavía y ahora si que lo puedo sentir por dentro y por fuera.
Aunque todavía me cuesta mucho meterme al agua y más sola, todo llegará y podré disfrutarlo a tope, darle un placer a mi vista mirando esta maravilla y sintiendo el agua en mi cuerpo y notar las gotas de agua cuando caen.
Mi querido mar, cada vez me gusta más, cada vez quiero estar más cerca, cada vez estoy más preparada para superar mi miedo, mi pánico al agua y estar tan cerca del mar y con una persona de mucha confianza pues es lo que me está ayudando a que este verano me haya metido ya cuatro veces.
Está muy claro que para poder superar un miedo hay que hacer lo que te da miedo, o te deja tan bloqueada que no te deja reaccionar. El miedo no se va a quitar, pero si se aprende a trabajar con él.
Cuando se aprende a hacer eso, pues no te bloqueas y puedes actuar cada vez un poco más, hasta que te das cuenta que aunque siga el miedo, pues ya no te centras tanto en él y no le das tanta importancia, entonces se cambia la palabra Miedo por la de Respeto.
Esta entrada se la quiero dedicar a mi amiga Victoria, sé que la gusta mucho el Mar y también la aporta muchas cosas iguales que las mías. La gusta mucho ir a pasear al lado del mar, mirarlo y sentirlo cerca.
Victoria, te dedico esta entrada porque es un sitio muy especial para mí, también lo es para Cris. Nos gusta mucho ésta playa, es un sitio mágico y un paraíso.
Y porque este verano, en el mes de Agosto me he metido con Cris ya cuatro veces al agua (no en esta playa), y tú sabes lo que hablamos en Barcelona (de lo que me pasaba con el agua y la arena). Por eso te la quiero dedicar, porque como verás es todo un reto lo que estoy haciendo y que este año prometí que si me metería al agua y si, lo prometido es deuda, así que ahí esta cumplida la promesa, que incluso ya voy sola en la Lancha (aunque todavía lo paso mal).
Quizá algún día me veas meterme en Barcelona.
Un abrazo muy grande