Esta playa es un sitio mágico y muy especial para mi. Es donde hice por primera vez una clase de Yoga en la playa el verano pasado, disfrutando del paisaje, mirando el mar, notando la tranquilidad, escuchando el silencio del mar, a la vez que escuchaba todo lo que te puede decir si te dejas llevar, cuando hicimos la práctica fue maravillosa porque fluía lo mismo por dentro que por fuera y fue una tranquilidad muy relajante, el vivir esta experiencia única y tan maravillosa.
También es mágica porque un poco después vi en esta playa una puesta de sol preciosa con unos grandes amigos a la vez que escuchábamos un concierto de música de la tierruca.
Fue un día precioso, la buena compañía de mis amigos, puesta de sol y concierto, pues no se puede pedir más.
Esos son los buenos momentos que da la vida y con los que hay que quedarse.
Espero que este verano se pueda volver a repetir.
Estar en esta playa puede ser totalmente diferente cada día, porque nunca se ve nada parecido al día anterior, sus olas, el viento, el sol pues es lo que hace que cada día sea distinto y tenga su encanto, sea invierno o verano.
En Cantabria estamos rodeados de mar, tenemos muchas playas y la cual más bonita.
Se puede observar que ninguna es igual y ninguna lleva el mismo color ni la misma fuerza, parece que estás en una playa diferente. En algunos momentos el agua se ve gris como en la foto de la derecha y en otras se ve azul como en la izquierda.
En esta foto he jugado con la perspectiva y ahí si que parece que no es la misma playa.
Mientras esperaba con la cámara preparada para coger las olas antes de que rompieran, pues podían pasar unos minutos porque no venían todas las olas seguidas, parece que no había olas y de repente venían todas juntas y cada cual más fuerte y más ruidosa.
Bueno con estás fotos yo las he querido dar un toque especial, la de la izquierda poniéndola en sepia y la de la derecha poniéndola en negativo. Me ha gustado mucho este toque del negativo porque los colores que han quedado son muy chulos.
Después en la foto inferior he jugado con los contraste de los marrones y poniéndola con un marco.
También he jugado con los colores y he puesto la foto superior de la derecha en color verde y me ha gustado porque queda una foto muy original.
En la foto de la izquierda se puede ver como salpica el agua cuando rompió la ola sobre la roca.
Ahora en la foto de la derecha es como si estuviera mirando por detrás de una mirilla y sólo viese un trozo del mar.
Simplemente estoy viendo como se acerca la ola y como detrás de ella se formaba otra.
Si yo me fuera a vivir a otro sitio, no cabe duda alguna de que no me podría ir a un sitio donde no hubiese mar, porque necesito verlo, tenerlo cerca y disfrutar de él. Me da vida, energía, fuerza, me tranquiliza, me relaja y me da la paz que a veces me pide mi cuerpo. Hace que mi sonrisa vuelva a salir, siempre que estoy delante de él. El mar es mi cómplice al 100% porque ve salir mis lágrimas cuando éstas invaden mis ojos cuando paso momentos difíciles, duros y tristes. Me gusta ir a sentarme a mi sitio favorito y estar mirando el mar, observando el horizonte, escuchar el silencio que éste me ofrece, que hace tiempo aprendí a escuchar ese silencio que tantas cosas me decía. También cuando hay olas, pues me encanta estar ahí sentada porque así la corriente del agua cuando se va alejando se lleva las lágrimas que hay alrededor de mis ojos melosos que tan bonitos son, se lleva esas tristezas lo más lejos de mi, se lleva esos pensamientos negativos que me hacen flojear de vez en cuando. Y por eso cuando el mar brilla, cuando el agua tiene un color tan azul y tan cristalina en el que se refleja en ella los rayos del sol hace que surja en mi el efecto contrario a lo citado anteriormente, ese efecto es que mis ojos brillen, que mi cara se ilumine con una sonrisa, que mi mirada esté iluminada y exprese alegría y felicidad.
El mar es el que más me escucha, bien por los momentos tristes o los momentos de alegría que esté viviendo en ese momento, porque cuando estoy alegre, feliz o contenta también me gusta ir a hablar con el mar, porque me hace sentirme mejor que antes.
Cuando me invade la soledad, la tristeza, los pensamientos negativos o simplemente la falta de ganas de ver y hablar con nadie, pues lo único que apetece es estar cerca del mar.
Lo que también me gusta mucho es coger mi cámara e irme cerca del mar, la montaña, la naturaleza o estar en la orilla de un río.
Pero a veces cuando estoy como he dicho anteriormente
No me apetece ni coger la cámara, porque ni siquiera me salen buenas fotos como de costumbre.
Ésta entrada se la dedico a mi amiga Cris, porque sé que esta playa la gusta mucho, también es un sitio mágico para ella y como ya he mencionado anteriormente para mí también es mágico y sobre todo un sitio especial, me trae muy buenos recuerdos y cada vez que pienso en esta playa, uno de esos buenos recuerdos es la bonita puesta de sol, el concierto y la compañía de los buenos amigos que cite más atrás.
Aparte que mi amiga me aporta todas las cosas que me da el mar, porque me transmite paz, tranquilidad, me da calor, me da ese silencio cuando lo necesito, me escucha como lo hace el mar, también hace que se vayan mis lágrimas cuando me escucha por teléfono o cuando está a mi lado, hace que mi sonrisa salga más a menudo y que vuelva a sentirme con energía, me da fuerzas, ánimos en los momentos difíciles, me apoya, me da cariño y aunque nos separan 700 Km en la distancia, nuestro corazón está siempre cerca. Un abrazo muy grande para ti, Cris.